Promesas de Dios a las personas de Dios.
Abraham.
Gn 12:2 “
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”
Multiplicación-bendición-adoración y bendición a los que están a mi lado.
Cuando Dios lo llamó, Abram se trasladó por fe de Ur a Harán y finalmente a Canaán. Entonces, Dios estableció un pacto con Abram, y le dijo que sería el fundador de una gran nación. No sólo esta gran nación sería bendecida, dijo Dios, sino también las demás naciones del mundo serían bendecidas a través de los descendientes de Abram.
Israel, la nación que saldría de Abram, debía ser un pueblo que siguiera a Dios y que influyera a los pueblos con los que tuviera contacto.
De la descendencia de Abram nació Jesucristo para salvar a la humanidad. Por medio de Cristo, todas las personas pueden tener una relación personal con Dios y ser bendecidas tremendamente.
A menudo Dios trabaja de formas inesperadas. Cuando elige a alguien para ejecutar sus planes, siempre va más allá de la apariencia, de la tradición o de la posición. Algunas veces nos sorprende al elegir a la persona menos obvia, al menos para el razonamiento humano. Dios puede usarlo a usted para llevar a cabo sus planes, aunque quizás piense que no es el más calificado para hacerlo. No importa la edad, si eres rico o pobre, la estatura, etc.
Si le damos nuestro corazón, y le obedecemos, la cosa funciona.
1 Pedro 3:9.
No devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.
Yo soy la luz del mundo.
Jn 8:12
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Los líderes judíos menospreciaron la Ley al arrestar solo a la mujer. La Ley exigía que se apedrearan ambas personas involucradas en el adulterio (
Lev_20:10;
Deu_22:22). Los líderes usaron a la mujer como una trampa para hacer caer a Jesús. Si decía que no debía apedrearse a la mujer, lo acusarían de violar la Ley de Moisés. Si los instaba a ejecutarla, lo acusarían frente a los romanos, que no permitían a los judíos llevar a cabo sus propias ejecuciones (
Deu_18:31).
Vosotros sois la luz del mundo.
Mt 5:14-16 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.
Como testigos de Cristo sabemos lo que tenemos que brillar donde estemos; pero, algunas veces sucede que: vamos a brillar como luces, mostrando a otros como es Cristo. Ocultamos nuestra luz al (1) callar cuando debiéramos hablar, (2) hacer lo que todos hacen, (3) negar la luz, (4) dejar que el pecado empañe nuestra luz, (5) no dar a conocer nuestra luz a otros, o (6) no mirar y actuar en las necesidades de los demás. Seamos un faro de la verdad: no escondamos su luz del resto del mundo.
Herencia y prueba de la misma.
Efe 1:13¨”En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.
En Cristo tenemos todos los beneficios de conocer a Dios: salvación, adopción, perdón, visión, dones del Espíritu, poder, para hacer la voluntad de Dios, esperanza de eternidad con Cristo. Por el hecho de vivir en una relación íntima con Cristo, podemos disfrutar de estas bendiciones ahora.
Tenemos promesas eternas, bendiciones, prosperidad y vida eterna.
2 Cor 7:1 “
Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”
1 Cor 15:1 “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 15:2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano”
Conclusión:
2 Tim 4:1 “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”.